Saga para + 18

Iris púrpura es el cuarto libro de la saga Los Craig. Para comprender la historia y conocer los personajes es necesario partir de la lectura de Los ojos de Douglas Craig.

La saga es de género romántico paranormal. El blog contiene escenas de sexo y lenguaje adulto.

Si deseas comunicarte conmigo por dudas o pedido de archivos escribe a mi mail. Lou.


miércoles, 24 de agosto de 2016

¡Hola mis chiquis!
Ha llegado el capi seis para que sonrían un poco. Espero que estos toques de humor sirvan para cambiarles un mal día.
Y además... Sé que muchas tienen tanta imaginación como la autora... Así que las dejo pensando.
Un beso grande y mchas gracias por comentar y contactarse conmigo.

Capítulo 6.
La dama y el vagabundo.


Scarlet.

Charles insistió en que tendría que encargarse de traer la leña en su Ford Falcon pero por suerte lo convencí que me permitiera ir en mi flamante Honda Civic, color blanco. Anouk miraba la tv en la sala y en sus rodillas tenía una libreta donde dibujaba una especie de planos.

-Anouk, ¿quieres acompañarme a la reserva?

Levantó la vista y me miró. Vestía elegante a pesar de no haber tenido que ir al hotel y llevaba unos zapatos cerrados con borde en piel muy bonitos.

-¿Yo a la reserva de lobos? ¿Estás loca?
-Como desees. Te noto un tanto aburrida y me pareció que te gustaría ventilarte por ahí. No tardaremos.
-De ninguna forma iré a esa reserva, Scarlet. Está llena de lobos inmundos.
-Como quieras. Pero lo de lobos inmundos no lo digas más, mi ahijado Yako y Gloria serán lobitos un día y los adoro.
-Bueno… Todavía no lo son.

Puse mis brazos en jarro.

-¿Y Douglas? Tiene parte de lobo.
-Tú lo has dicho, parte. Sin embargo sus genes de Craig predominan.

Arquee una ceja.

-Por ahora.

Cogí mi cazadora del perchero y salí al parque para avanzar hacia el garaje. Desde la noche anterior ya no nevaba.

Busqué mis llaves en el bolsillo de los jeans y subí el cuello de mi abrigo. Apenas introduje la llave de la puerta del coche escuché a Anouk llamarme.

-¡Ey, Scarlet!

La miré mientras me acomodaba en el asiento.

-¿Crees que si te acompaño mi reputación ya no se verá intacta?
-Mira Anouk, lo único que está intacto en ti es tu virginidad y sería bueno que la dejaras de una vez por todas.
-¡Calla, Scarlet! Puede oírte alguien de la casa.
-Pues fíjate que eso sería genial así me ayudaría a buscarte un voluntario que te haga ver el paraíso.

Frunció el ceño.

-Bueno, ¿me acompañas o no?
-Te acompaño… Voy por mi abrigo.

Al par de minutos regresó.

-¿Debo cambiarme por ropa más común y sencilla?
-¿Pero tú crees que en la reserva los lobos se visten como los Sami en el siglo XIX? ¡Sube al coche de una vez!

Destrabé la puerta y ella se sentó a mi lado.

-Conduces bien, ¿verdad?
-¡Puf! Ni te imaginas.

Arranqué el coche y salí despacio del garaje. Si aumentaba la velocidad lo haría lejos de los ojos de Charles y Ron que paseaba por el parque. No era tonta.

Al coger la ruta aceleré.

-¿No vamos muy rápido, Scarlet?
-No te preocupes. Soy muy buena en esto.
-Vale, te daré mi voto de confianza –dijo aferrándose al panel delantero del coche y ajustando el cinturón.
-Pues de la forma que te agarras pareciera que no.
-Es que le tengo vértigo a la velocidad.
-¡Mentirosa! Sé que eres la más veloz de los Gólubev. Relájate y disfruta el paisaje durante el camino. Bellos árboles, bellas matas, bellas montañas.
-Scarlet –dijo con dejo de preocupación-, las montañas las veo pero los árboles y matas no. Insisto… ¿No estamos yendo muy rápido?
-Calla Anouk. conduzco hace tiempo.
-Pero si has sacado el registro dos meses antes.
-Es suficiente.

Giré en una curva y Anouk dio contra la ventanilla.

-¡Cielos, Scarlet!
-Anouk si no me apresuro la mansión se congelará.
-Creo que exageras.

Al llegar a otra curva cerrada el coche rechinó y levantó la fina capa de nieve. Menos mal que era la última curva ya que la reserva se mostró a lo lejos con sus cabañas bonitas y cipreses de hojas verdes cubiertos en parte por el manto blanco.

El olor a resina entró por la ventanilla baja.

-Respira esto Anouk, ¿no te agrada?
-A mi me agrada estar en casa con las comodidades de mis sillones acolchados de terciopelo y la estufa encendida.

Rodee mis ojos.

-Okay, para tener la estufa encendida debemos llevar la leña así que no te quejes si me apresuro.
-Está bien. Podemos ir disfrutando el paisaje y respirando el aroma a resina que dices.

Al llegar al claro del bosque donde el camino se abría y un brazo se transformaba en un sendero angosto frené el coche lentamente hasta estacionar bajo un frondoso pino. Bueno, no tan lentamente, frené un poco apresurada por bajar y llevarme la leña. Lo admito.

Anouk dio un portazo al bajar y frunció el ceño.

-Te advierto Scarlet Craig, regresaré caminando. Quiero vivir muchos años.

Sonreí con una mueca de burla mientras la esperaba al comienzo del camino.

-Mira, para vivir eternamente y ser virgen como tú no sé que prefiero. Arriésgate a vivir y disfruta de una vez por todas.
-No hables de mi virginidad como si fuera un pecado.
-Lo es, querida.

Ambas bajamos por el sendero hasta un lago que se alimentaba de una cañada ancha que se perdía entre los árboles. Una cabaña pequeña pero muy bonita, era la primera vivienda antes que contemplaras un complejo de numerosas casitas de madera.

-Debe ser el complejo que está edificando Bernardo y los lobos –comenté.
-¿Bernardo es el amigo de Bianca?
-Sí.
-No entiendo como siendo la dama de los Craig puede tener de amigo a un primitivo lobo.
-Yo no entiendo como viviendo en este planeta desde 1900 sigas siendo virgen.
-Calla Scarlet, y no nací en 1900 sino en 1940.
-Vaya diferencia.

Anouk caminó con algo de dificultad entre el pequeño canto rodado del sendero y la fina capa de nieve.

-Con esos tacones, Anouk… Ay diablos no llegaremos más.
-Tú tienes tacones también.
-Cierto, pero camino con gracia y soltura.
-Te comento que tengo a Venus por planeta y me baña su seducción, Scarlet.
-¿Venus? Pues tu planeta está eclipsado, querida. Sino como explicas tu torpeza al seducir.

Se detuvo enojada con los brazos en jarro. Pateó el suelo con rabia y se escuchó un “crack”.

-¡No he querido seducir que es distinto! ¡No he encontrado nadie que esté a mi altura!
-¿Qué fue ese ruido?

Me miró aterrada.

-Es mi tacón…
-¿Se quebró?
-Siiiii, oh demonios Scarlet, ¿qué voy a hacer ahora?

Me detuve y la miré.

-Bueno, tampoco es una tragedia. Cógelo en la mano y cuando lleguemos a la mansión Ron o Charles lo arreglarán.
-¿No entiendes? No puedo caminar cojeando como idiota.
-No caminarás cojeando como idiota, caminarás cojeando como alguien que se le ha partido el tacón.
-Mira Scarlet, si no fueras una Craig arreglaría cuentas contigo.

Sonreí.

-¿Sabes? No te imagino revolcándote conmigo en una lucha en el barro.
-¡Oh no! Una dama Gólubev no haría eso jamás.
-Oyeeee, esa debe ser la cabaña del leñador.
-¿Cómo sabes? Son todas las cabañas iguales.
-Anouk, la perdida de tu tacón no te deja pensar. Si te fijas bien hacia la izquierda hay una montaña de leña acumulada, junto a la vivienda. ¿No la ves?
-Lo que veo es que no debí acompañarte, ¡qué mala elección!
-Calla, deja de quejarte.

……………………………………………………………………..

Golpee repetidas veces en la puerta de esa cabaña. Un ligero aroma a leña encendida se colaba por las rendijas de las persianas. No había flores alrededor pero la madera de la cabaña parecía recién pintada con berniz. Del lado de afuera podían apreciarse las cortinas lisas color marfil.

-¡Qué bonita cabaña! –dije, mientras me sentaba en una pila de troncos ordenados.
-A mi parece una casa muy sencilla y ordinaria. No dice nada.

Anouk se mantuvo de pie con el tacón en la mano.

-No digo que no sea sencilla, me refiero que se ve bonita por su calidez.

Encogió los hombros y cruzó los brazos.

-Insisto, no dice nada.

Me puse de pie. Caminé lo suficiente para que al alejarme tuviera la visión del frente de la cabaña.

-Sí, dice… -observé la pulcritud y el esmero que habría puesto al mantenerla-. Dice que quien vive aquí… siente el lugar como propio, y lo quiere… Me pregunto si se habrá sentido así apenas llegó.
-¿De qué hablas Scarlet? –protestó Anouk.

La miré.

-Nada… Supongo que al leñador le habrá costado dejar todo lo que creía siempre sería parte de él. Pero aún así ha podido superarlo.
-Ay Scarlet, estás extraña últimamente. Para mi gusto muy filósofa.
-No me hagas caso… Es que… Alguna vez en el pasado me he sentido así, como el leñador.
-¿Cómo sabes tanto del leñador?
-El leñador es Drank, amigo de Liz. A quien mi padre salvó de la muerte.
-¿No digas que él vio a nuestro maravilloso Adrien?
-Sí, él estuvo frente a frente con él.
-Ese humano debería estar agradecido de por vida.
-Seguramente lo está… Pronto llegará. No debe estar lejos.
-¿Ahora eres adivina?
-No tonta, elemental, nadie deja los leños encendidos y se aleja demasiado.

Al escuchar ruidos de pisadas miré hacia el camino a espaldas de Anouk.

Sonreí.

-Ahí viene.

Me adelanté a su encuentro a medida que él avanzaba.

Caminaba con la vista clavada en el sendero. Llevaba jeans gastados, botas de abrigo, cazadora de piel, y gorro de lana. Al escuchar mi “buenas tardes” levantó la cabeza y un par de ojos azules me miraron sorprendidos.

Su incipiente barba cobriza hacia juego con algunos cabellos que sobresalían del gorro.

-Buenas tardes –saludó-. ¿En qué puedo ayudarlas?
-Señor leñador, verá… Hemos venido por leña para nuestra mansión –se adelantó Anouk.

Sí señoras y señores, casi la mato por no cerrar la boca.

Él la miró un poco cohibido pero contestó en tono autoritario.

Muy bien por él.

-Yo no vendo leña en forma particular. Se encarga el señor Hoswall, hablen con él.

Me adelanté hasta tenerlo frente a frente.

-Drank, vengo de parte de los Craig. ¿Podrías ser tan amable de venderme leña?
-¿Los Craig? –preguntó.
-Sí. Mi nombre es Scarlet.
-Es hija de Adrien –acotó Anouk en tono altanero.

Sí, iba a matarla en la primera oportunidad que se me presentara.

Él no ocultó su sorpresa. Para mí tranquilidad, una sorpresa grata.

-Señorita, un gusto. Disculpe, desconocía quién era.
-No te preocupes no vine en calidad de hija de mi padre. Vivo en una casa grande que está helada la mayoría del tiempo si no la alimentamos con lo que vendes.

Sonrió.

¡Madre mía qué sonrisa! ¡Con razón mi hermano tenía celos!

-Por favor, acompáñenme. ¿Tienen un vehículo? De lo contrario iré por la furgoneta del señor Hoswall.
-No te preocupes, Drank. Tengo mi coche cerca.

Dio un vistazo alrededor y me miró.

-Bueno, no tan cerca pero Anouk y yo la llevaremos.
-No permitiré que la carguen ustedes, se las llevaré hasta el coche.

Sonreí.

-Eres un caballero, pero no te olvides que somos vampiresas, no nos pesará, de verdad. Ah, por cierto, no los presenté… Ella es Anouk Gólubev, pertenece a otro aquelarre.
-Hola –dijo él inclinando la cabeza gentil. Claro que el “mucho gusto” se lo debió. No lo culpo yo tampoco lo hubiera pronunciado.
-Hola…

Drank observó el tacón en la mano de Anouk.

-¿Se le ha roto el tacón?

Anouk miró el pedazo de madera puntiaguda que daba vuelta en sus manos.

-Ah sí, pero no se preocupe, señor leñador. En cuanto llegué a la mansión lo arreglarán.

Puse mis brazos en jarro y la miré risueña.

-¿Señor leñador? ¡Por favor, Anouk! Si Drank no debe pasar los treinta años, ¿verdad? –lo miré.

Sonrió apenas y negó con la cabeza. Sin embargo no dijo la edad. Sí… No era muy elocuente que digamos.

-Por favor, permítame ayudarla.

Extendió la mano y Anouk titubeó.

-Dale el tacón, Anouk. No pienso caminar junto a ti como tú lo has dicho, cojeando como idiota.

Sin tener opción Anouk entregó el tacón y se mantuvo inmóvil.

Él pasó a su lado y siguió hacia la cabaña. Cogí a Anouk de un brazo girándola y arrastrándola tras él.

Al entrar a la cabaña el calor tibio me reanimó. Por más vampiresa que fuera el frío del inminente invierno se hacía sentir. Él se detuvo junto a una puerta y sonrió.

-Siéntense, voy a buscar algo para solucionar lo del tacón. Téngalo mientras –dijo, entregando la pieza a Anouk.
-Gracias –respondimos.

Me senté en un sofá cerca del fuego. Las llamas no alcanzaban los diez centímetros y el color naranja brillante se mezclaba con un amarillo fuerte. Los carbones encendidos parecían salpicados de manchas escarlata. La estufa de leños en casa era más grande pero ambas cumplían el mismo objetivo… Darle a una construcción cualquiera el toque de un hogar.

Cuando él regresó con una caja de metal Anouk todavía permanecía de pie.

Él la miró y volvió a invitarla a sentarse.

Anouk me miró y aproveché a echarle esas miradas asesinas que dicen todo antes que se negara.

Ella se sentó con modos elegantes y distinguidos. Menos mal que Drank no le prestaba atención de lo contrario él se hubiera sentido incómodo y ella hubiera muerto en mis manos apenas hubiéramos partido de allí.

Se inclinó delante de Anouk, apoyando una rodilla en el parqué. Abrió la caja de metal y buscó dentro de ella. Anouk me miró aterrada. Yo apreté mis labios para no echar unas risas. Demonios, creo que era lo más cerca de un macho que había estado en su vida.

Drank cogió un martillo y la miró.

-¿Me permite? –extendió la mano.
-¿Qué cosa? –preguntó asustada.
-¡Qué va a ser Anouk! ¿Una pieza de baile? –reí sin poder evitarlo-. ¡Dale el tacón!
-Perdón –murmuró y le dio la pieza de madera que exprimía entre sus manos.

Él no sonrió ni se inmutó. No parecía agradarle la presencia de ella. Era comprensible. Parecía un cuadro de “La dama y el vagabundo”. O lo que era peor, ella parecía haberse escapado de la película “Los aristogatos” de Disney.

Drank no tardó en darlo vuelta entre sus dedos para observarlo y sin darle tiempo a reaccionar con una mano quitó el zapato del pie. Ella dio un saltó sorprendida que motivó que la mirara.

Anouk sonrió.

-Tengo cosquillas, perdón.

Él no contestó ni sonrió y en los minutos siguientes se dedicó a clavar el tacón con agilidad y rapidez. Me parecía o él deseaba que se fuera lo más pronto posible.

Me acomodé en el sofá cruzando una pierna sobre otra… ¡Sí señor! Esto iba a ser muy divertido. Pequeños placeres que la vida nos da a veces.

Observé a Anouk cuyos ojos recorrían el techo buscando inexistentes señales luminosas o qué se yo que buscaba. Imaginaba que fijaría la vista en cualquier cosa que no fuera el rostro de Drank.

Mientras un silencio rodeaba el pequeño living y parecía hacerse demasiado pesado me decidí por hacer lo adecuado, es decir, romperlo.

-¿Y qué tal la manada? ¿Te caen bien? –pregunté.

Drank continuó en su tarea pero contestó rápidamente.

-Sí, son todos muy amables.
-¡Qué suerte! Me alegro… Y… No vas mucho por nuestra casa, ¿verdad?
-No…
-Ah… Pues deberías. A Liz le encantaría –sonreí.
-Pero a Lenya no –dijo Anouk.

¿Sería posible que lo poco que hablara fuera una metida de pata tras otra?

Él obvió lo dicho último y contestó.

-Tengo mucho que hacer.
-Entiendo –murmuré.

Miré a Anouk… Tenía la vista fija en la lamparilla de luz que pendía sin artefacto. Por mala suerte no fui la única que lo noté. Por unos segundos él la miró y descubrió su gesto asombrado.

-Sí… Es una lamparilla simple. No debo tener iluminación como en la sala de su mansión.

Anouk quedó sorprendida ante la frase, y un poco avergonzada.

Interrumpí el mal momento.

-Ante todo no es su mansión, es de los Craig. Y segundo la araña de luces que tenemos data de mucha antigüedad. Fue una herencia que pasó de generación en generación. Si tuviéramos que gastar el dinero no lo haríamos en esa estupidez.

Él me miró.

Sonreí.

Los minutos que siguieron fueron dedicados de mi parte a rogar al destino que Anouk no abriera más la boca. Por suerte alguien del más allá me escuchó porque el silencio reinó en la cabaña por el tiempo restante. Salvo… cuando Anouk estalló en llanto.

Ambos la miramos sorprendidos.

-¿Se sientes mal? –preguntó con un dejo tierno.
-No… -sollozó suavemente.
-Entonces, ¿por qué llora?
-Por mis zapatos… son de buena calidad y costaron mucho dinero… y ya no volverán a ser los mismos.

Drank descansó el antebrazo en su rodilla y la miró con una mirada bañada en témpano.

-¿Y por eso llora? ¿Por sus zapatos?

Quise interrumpir, no sé hablar del tiempo, el clima, el costo de los vegetales de la tienda, lo que fuera, pero él continuó.

-Se nota que no ha perdido nada verdaderamente importante en la vida, ¿no es cierto?

Ella lo miró y avergonzada secó las lágrimas.

-Además no se preocupe. Muy buena calidad no creo que sean, la engañaron. De lo contrario el tacón no vendría pegado sino clavado.
-Ah… -murmuró ella con una sonrisa débil.

Él no sonrió y continuó la tarea.

Mierda… ¿Por qué no vendría una horda de demonios y me llevaban lejos de aquí?

Al fin el tacón estuvo fijo en el zapato y Drank extendió su mano ancha de dedos viriles y cogió el pie de Anouk antes de que ella proliferara un grito de espanto o saliera corriendo.

Lo que no evitó estremecerse al sentir el contacto de su mano.

Esta vez no la miró y calzó el zapato. Vi como en pocos segundos su mano acariciaba sin querer parte de su pie y el rostro de Anouk se volvía rojo como los tomates.

Drank se puso de pie después de guardar el martillo y cerrar la caja.

Anouk también lo hizo y por primera vez sonrió feliz.

-Muchas gracias, señor leñador. Ha sido muy amable.

Me levanté del sillón.

-Llámalo Drank, es muy joven –acoté.
-Está bien, puede llamarme como ella se sienta cómoda.

Dicho esto desapareció por la misma puerta.

-¿Y? –pregunté.
-¿Y qué, Scarlet?
-¿Lo has notado?
-¿Qué cosa?
-El culo que tiene. Es perfecto. ¿Y la espalda? ¿Has visto el tamaño de esa espalda, Anouk?
-Quieres callarte, Scarlet.

Él regresó de inmediato y guardamos silencio.

-Por favor, acompáñenme así puedo facilitarles la leña.
-Claro… -contesté.
………………………………………………………………………

Al partir en el coche después que Drank insistiera en ayudarnos a cargar la leña en el baúl, Anouk se mantuvo en silencio. La miré de costado y sonreí.

-Muy guapo el leñador, ¡eh!

Noté que giraba la cabeza para mirarme.

-No tuve tiempo de mirar al humano de ojos azules, Scarlet. Estaba preocupada por mi zapato. Costó mucho dinero y no quería imaginarme que no quedaría bien.

Bufé.

-Pero quedó bien, ¿o no? Además… Yo no he notado que sus ojos eran azules. ¿Tú sí? –la miré burlona.
-Sí…
-Ahora dime, ¿no te gustó ese ejemplar de macho? ¡A qué te hubiera gustado que te clavara otra cosa!
-¡Scarlet, eres una desvergonzada!
-Estamos solas di la verdad. Porque si no es así querida pensaré que tus gustos son las hembras.
-¡No, Scarlet! No es así. Pero tampoco es un macho por el cual caigan las hembras a su paso.

Arquee la ceja.

-No estaría tan segura.
-Es increíble como andas por ahí pavoneándote y asegurando que estás enamorada de ese tal Grigorii y te baboseas por otro macho.
-Ay Anouk, sí estoy enamorada, pero no he quedado ciega. ¿O crees que tu hermana Svetlana porque se ha casado no mira los cuerpos bellos de otros machos?
-Mi hermana Svetlana no es una cualquiera.
-Eso ya lo sé.

Aceleré para llegar más rápido. Seguramente en la mansión estarían preguntándose porque tardábamos tanto.

-A lo que me refiero que no tiene nada de malo mirar la belleza del sexo opuesto. Eso no quita que amemos a un macho y le seamos fieles.
-Pues tú muy fiel que digamos no has sido con ese policía.

Rodee los ojos.

-Eso es por otro motivo.
-Claro, porque te gustan varios machos a la vez.
-¡No señorita! Es por miedo… ya sabes, es humano y podría matarlo… Aunque sé que algún día tendrá que pasar… si es que sigo con la idea de tenerlo a mi lado.
-¿Has cambiado de opinión?
-No… A veces, solo a veces… pienso si Sebastien tiene razón. Grigorii es peligroso… Temo que se asuste o quiera hacer justicia por todos aquellos que dejaron de existir por ser nuestro alimento.
-Ya ves Scarlet, tengo razón. Nadie mejor que uno de tu misma raza.
-Por supuesto, es lo ideal… Ahora convence al corazón.
………………………………………………………………………

Al llegar a la mansión Charles nos ayudó a bajar la leña.

-¿Qué tal mis niñas? ¿Te ha resultado simpático Bernardo, Anouk? –sonrió Charles.

Colgué mi cazadora en el perchero apenas entré a la sala.

-No nos la vendió Bernardo, fue Drank –contesté-. Y la regaló.
-Oh… Bueno, es un chico muy amable.

Me acerqué a Charles para hablarle al oído.

-Y está de infarto.

Charles rio y observó a Anouk.

-A mi no me mires Charles, es un humano común y corriente. No sé que le ha visto Scarlet.

Miré a Charles y arquee la ceja.

-¿Tienes tiempo, Charles? Porque la lista es larga.

Charles rio otra vez.

Liz bajaba la escalera.

-¿Han ido por leña? ¿Han visto a Drank?
-Sí –respondí acercándome a Liz-. Te manda un beso y quizás te visite un día.
-¡Eso no es verdad, Scarlet! Dijo que no tenía tiempo.

Miré a Liz.

-Dime que algún día no será pecado para los vampiros asesinar una Gólubev.

Liz se sentó en el sofá sonriendo mientras Charles agregaba leños a la estufa.

-Sé que no vendrá por Lenya.
-No entiendo el porqué –aseguré sentándome a su lado.
-¡Cómo que por qué! –protestó Anouk-. No queda bien que tenga esa clase de amigos tan… tan…
-¿Atractivos? ¡Dilo! –me enfadé.
-¡Okay! El humano no es feo.
-Te diré algo –dije señalándola con el índice-. Mi hermano es amigo de tu hermana Natasha, hembra que no es precisamente fea.
-Es distinto.
-¡Eres una idiota, machista!
-Chicas, por favor. No discutan –interrumpió Liz.
-Ahora sí tendremos una sala cálida –dijo Charles cogiendo el atizador. Después se dirigió a Anouk.
-Tú no te preocupes si es lindo o feo el leñador. Tú seguramente conseguirás un macho que esté a tu altura –sonrió-. O bueno… quizás prefieras estar sola.
-Y virgen –susurré.

Liz me dio un codazo y habló con mímica.

-“Ya, deja de pelearla”.

Anouk se excusó y se retiró a su habitación.

Liz aguardó perderla de vista y se dirigió a mí.

-¿Lo viste bien?
-Siiii –reí-. Está para comerlo.
-Tonta –rio-. Me refiero si estaba triste.
-Mmm… Bueno al principio me pareció. Pero no sé si es su carácter. Introvertido y un poco hosco.
-¿Drank introvertido? Nooo.
-Pues entonces sí estaba triste.
-Mierda… No debe adaptarse a la reserva. Extrañará Drobak.
-Tú no te preocupes. Todo lleva su tiempo. No estabas aquí cuando comencé a vivir en la mansión y dejé mis cumbres. Estaba apenada y furiosa. Y ya me ves ahora.

Sonrió.

-Tienes razón.
-¿Por qué no vas a visitarlo? ¿Por mi hermano?
-No, él no tiene problema que lo vea. Es que me da la sensación que cada vez que nos encontramos lo noto incómodo.
-Piensas que sigue enamorado de ti.
-Me temo que sí. Y no sé qué hacer porque no lo querré de la forma que él desea.
-Calma, tranquila. Ya encontrará alguien que lo ame y conquiste su corazón.
-Ojalá Scarlet. Deseo verlo feliz.

Mi móvil vibró en el bolsillo…

Lo cogí y miré el número.

-¿Quién es? –preguntó Liz ante mi rostro estupefacto.
-Vikingo. ¡Qué extraño!

De inmediato atendí el llamado…

Con palabras entrecortadas casi sin poder reaccionar, escuché el relato y pedido de Vikingo…

Liz al ver que me ponía de pie y mi cara se transfiguraba se preocupó y su mano se apoyó en mi hombro.

Al fin corté la comunicación pálida como un muerto, más de lo que lucía siempre.

-¿Qué pasó con Grigorii?

La miré aterrada.

-Está preso.
-Calma Scarlet, siéntate. ¿Cómo fue?
-Parece que uno de nuestros compañeros vino borracho. Es uno que siempre fastidia y que ha recibido varias advertencias. Infinidad de veces se ha metido conmigo diciendo cosas groseras… ¡Ay! No puedo creer lo que nos ocurre.
-¡Scarlet, cuenta!
-Grigorii me defendió y se fue a las manos. Pero el otro canalla sacó el arma y forcejearon… Lo mató. Grigorii mató a su compañero.
-Dios Scarlet… Tranquila, él no tuvo la culpa. No fue premeditado.
-¡Pero lo mató! Conozco la ley, Liz. Deberá probarlo.
-Será fácil.
-No te creas. Vikingo dice que hay un testigo. Otro oficial que aseguró que Grigorii le tenía odio. Que los vio discutir varias veces. Y que Grigorii muchas veces lo amenazó de muerte.
-¡Ay Scarlet! Cualquiera enojado o enfurecido dice “voy a matarte”.
-Sí, lo sé… Sin embargo Grigorii es un oficial de la Fuerza. Todo es más estricto para nosotros. ¡Pobre de él! ¿Qué voy a hacer Liz?

El coche de Sebastien se escuchó a través del parque… Después, los portones cerrarse.

-Mi hermano, mi hermano lo podrá ayudar.
-¡Claro que sí, Scarlet! Tranquila. Todo se solucionará.



Lenya.

Sentados en el despacho Sebastien y yo nos mirábamos sin articular palabra. Hasta que él encendió un cigarrillo y preguntó.

-¿Has escuchado a Scarlet?
-Sí… -murmuré.
-No sólo quiere que lo libere sino que mientras esté detenido traiga a su hermana a vivir aquí.
-Lo sé, es complicado. ´Pero la chica está sola y por lo que sé no sabe desempeñarse.

Sebastien se puso de pie.

Charles entró al despacho.

-Pobrecita. Ha ido a verlo y regresó con el alma destrozada. No dudo que sea inocente. ¿Ustedes?

Arquee una ceja.

Sebastien lo miró.

-Puede ser. No lo conozco tanto. Scarlet está enamorada. Podría ver cosas y hechos que no son verdad.
-Recién hablé con ella. Está en su habitación con las chicas –informó Charles acongojado.
-No quiero verla sufrir –dijo Sebastien-. Sin embargo comprendan. Petrov es peligroso. Es nuestra raza. ¿Quién no me asegura que al seguir junto a Scarlet sepa quiénes somos y nos delate?
-Es verdad. Eso no puedo asegurarte. Pero también pudimos pensarlo de Bianca, de Bernardo, o de Liz –contestó Charles-. Sabes que es el riesgo cada vez que nos enamoramos de un humano.
-A ver… Ni Bernardo, ni Bianca, ni Liz, son policías. ¿Entienden? Es su deber decir la verdad y denunciar. ¡Hemos asesinado personas, señores!
-Lo sabemos –murmuré-. Pero si ella lo ama… Es el riesgo que debemos correr por ella.

Sebastien se recostó en el marco de la ventana y echó un vistazo al parque nocturno.

-¿Cuánto es la fianza?
-Bueno… Ella dice que miles de coronas… Además quien la pague deberá hacerse cargo que Petrov no parta del país. Debe asumir la responsabilidad –informó Charles.
-Ella no tiene tanto dinero en cuentas bancarias –acoté.
-Yo sí… -dijo mi hermano.
-¿Pagarás la fianza? –pregunté.
-Dependerá de él… Hablaré con Petrov… Mataré dos pájaros de un tiro.



7 comentarios:

  1. Vaya en que gran problema se ha metido Grigorii, y tras de eso hay un supuesto testigo mmm que mal ojala que lo puedan ayudar, gracias Lou por el capitulo!

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    1. ¡Hola Lau! Sí un problemón. Veremos si Sebastien lo ayuda.... Veremos.
      Me alegro que te haya gustado y muchas gracias a ti. Besotes

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  2. Uy pobre Grigorii ojala salga del lío Scarlet está preocupada. Sebastien y Lenya creo que le ayudaran. Veamos que pasara con Anuok parece que se quedó impresionada de Drank Te mando un beso y buen fin de semana

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  3. Ay Dior!! Esta Anouk que mujercita mas destartalada...abre la boca para meter la pata!! Me hiciste reir mucho nena! Me encantó el arranque.
    No me esperaba lo de Grigirori...pobre, no liga una como la gente...supongo q le cambiaras la suerte no?
    Ta, como siempre, un placer leerte! Besos te quiero!!!

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  4. LOU, sabes que soy de pocas palabras, pero también sabes que me agrada lo que escribes,,,saludos

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  5. Hola, Lou... Me ha encantado el título de este capítulo... "La dama y el vagabundo", suena muy bien
    Creo que a Anouk no le ha gustado nada como conduce Scarlet... demasiada velocidad
    Me ha hecho mucha gracia como llama Anouk a Drank..."señor leñador", y se ha fijado muchas veces en esos ojos azules
    Es muy preocupante lo sucedido con Grigorii... sobre todo por su hermana Anne
    Un placer leer tus capítulos
    Besos

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  6. ¡Hola Mela! A mi también me pareció adecuado el título, es que son dos polos opuestos. Scarlet conduce terrible, a cualquiera le daría pavor ir con ella. En cuanto a Grigorii es una pena pero a veces las cosas pasan por algo. Un besote grande amiga gracias por comentar.

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